Descripción
Unos luchan por crear emporios de riqueza desde la pobreza de sus existencias; otros recorren la tierra en busca de tesoros y sabidurías milenarias que les aclaren los enigmas de la humanidad; el petulante Deo centró sus pesquisas en objetivos personales: conocer la naturaleza de la verdad inacabable, que algunos llaman de allende los límites, y desentrañar el secreto del corazón de la belleza.
¿Qué es lo que hace que las cosas sean hermosas o bellas, un ser humano, una planta, un riachuelo entre peñas adustas, unas cumbres borrascosas e inhóspitas, una sinfonía, un canto, un poema, un cuadro de Degas, una pintura de Picasso, una mansión medio derruida, una ciudad abandonada por cuyas calles transitan todavía los espectros o sombras de sus olvidadas almas…?
Los hados fueron comprensivos pero parcos, a nadie otorgaron la totalidad de sus querencias y búsquedas.
«Esta novela no trata de buenos y malos, ni de la victoria del bien sobre el mal, sino de la lucha del hombre por salvar sus propios límites y realizarse en la medida de sus objetivos».
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